La primitiva economía pastoril evoluciona a la industria regional. Desde el punto de vista económico el valle puede dividirse en tres grandes zonas. Una agrícola que comprende a San Agustín, Los Cóndores, La Cruz, Los Reartes y Río de los Sauces, con tierras aptas para el cultivo de maíz, trigo, maní, girasol, alfalfa y pastos para hacienda. Otra zona serrana muy rica en minerales como cuarzo, feldespato, berilo, cromo, wolfran, mica, granito, etc. Son conocidas en todo el país las minas del Cerro Negro, Cerro Aspero, Cerro de los Guanacos y de Río de los Sauces. Los pueblos escalonados al pie de la sierra chica tienen una gran atracción turística por la buena hotelería y la esmerada atención, como Santa Rosa, Villa Belgrano, Villa del Dique, Rumipal y Embalse. Los Reartes está llamado a ser una hermosa villa de turismo por su río, con obras de embellecimiento edilicio y hotelería.
El porvenir del valle está en el desarrollo de industrias locales, donde abunda la materia prima. Tiene energía eléctrica suficiente, calidad de elemento humano y ello facilita la creación de las industrias regionales en las villas de población estable, que serán fuentes permanentes de recursos y de trabajo, fuera de la temporada de turismo. El hilado de lana permite la confección de artículos como ponchos, mantas, y alfombras. Hemos visto en la sierra grande colchas bordadas con flores, que eran verdaderas obras de arte en la artesanía local. La elaboración y el trabajo del cuero crudo y el cuero curtido, permiten radicar una industria de exportación como es la fabricación de carteras, valijas, fina encuadernación de libros. Los buenos suelos y los técnicos, han dado una artística cerámica en Villa del Dique. Lo mismo decimos del tallado de maderas y fabricación de utensilios de mesa con el algarrobo.
La forestación de pinos desarrollará la industria de la celulosa especialmente en las Sierras Grandes, que son la reserva turística de Córdoba. Para los aficionados al andinismo y las excursiones a alta montaña, tienen en la región del Champaquí y sus alrededores la atracción de la luminosidad de su atmósfera, la sequedad del aire, las nevadas periódicas.
La ascensión al Champaquí, pueden hacerla sin riesgos todos los aficionados y al escalar el cerro, poder disfrutar de un paisaje inolvidable.
Algunas horas de caballo desde Villa Alpina, se hacen agradables entre valles, ríos y quebradas. Es necesario un camino de rodado para unir a Villa Alpina con La Cumbrecita y el Champaquí. Todas las regiones donde nacen los ríos que pueden recorrerse a caballo, son las más bellas de las sierras. Sólo los pescadores de truchas o andinistas pueden disfrutar del panorama. Esta aptitud que el pintor fija en cuadros y el escritor en prosa, hace al andinista desafiar todos los riesgos. Es la emoción de sentir el paisaje. Se ha definido como la conjunción de formas y colores contemplados a distancia, que atrae nuestra mirada y provoca una emoción estética.
El día que desde Córdoba se pueda llegar al anochecer al pie del Champaquí, comer un chivito gordo en casa de Tomás Domínguez, sentarse alrededor del fogón y conversar de cosas de la tierra, con vecinos de San Javier, que siempre encontramos allí, ese día volveremos a encontrarnos con la auténtica Calamuchita... la del risco y pezuña de cabra y el gozar de la sierra bajo los techos de paja...
Es un medio geográfico que aún conserva su primitiva y majestuosa pureza.
Sección especial
El porvenir de Calamuchita de Historias y Leyendas del Valle de Calamuchita por Sergio Mayor - Córdoba 1970 -