Tiene especial interés para los que visitan el Valle de Calamuchita, saber que 40 años después del decreto de Carlos III en 1807 los muros de esta Estancia y sus cuartos sirvieron de celda y de refugio a los prisioneros ingleses tomados en la Reconquista de Buenos Aires por orden del Rey fueron destinados al interior del país y distribuídos en Catamarca, San Luís, San Juan, Tucumán y en Córdoba. Trasladados en carretas llegaron 300 a Córdoba y una parte a San Ignacio entre ellos Jefes Británicos de la expedición del general Beresford, custodia-dos por soldados españoles.
Arturo Lazcano Colodrero en una nota periodística, sobre el trágico fin de dos prisioneros ingleses en una gresca nocturna en una pulpería de San Ignacio en la noche del 19 de Mayo de 1807 es más preciso. Nos informa que pertenecían al regimiento 71 de infantería, la mayor parte de ellos y que algunos venían con sus mujeres. Sus jefes eran el mayor Enrique Lolley y el teniente Cnel. Roberto Cambell que residía en Santa Rosa desde donde fugó a Montevideo.
Alejandro Gillespie, capitán de marinos reales y comisario de prisioneros de guerra, nos dice en su libro cuya traducción castellana pertenece a Carlos Aldao, cómo encontró esta estancia en los días de cautiverio.
Gillespie quedó impresionado del espíritu de orden que reinaba en los trabajos de la estancia, de la feracidad del suelo, del cuidado de las huertas…” y por primera y única vez en América del Sur, vio un cultivo realizado con perfección de todas las legumbres culinarias de Inglaterra. Las plantaciones tenían un plan ordenado y estaban divididos los nogales de los olivares, membrilleros, durazneros, manzanares, etc.
Por todo ello el escritor César Carrizo afirmaba que estas ruinas de San Ignacio tenían una “herrumbre gloriosa” y que están peleando con el tiempo. Creemos conveniente que vecinos y visitantes tengan una amplia información del lugar y de su historia. Los algarrobos, el molino junto al río, la vieja casa colonial, son un pedazo de nuestra historia que data desde antes de constituirse el primer gobierno patrio.
En la región cercana del Río Grande hay numerosas piezas de la época indígena y colonial que están diseminadas: como estatuas de barro cocido, torteros para hilar, hachas de piedra, cananas, flechas de cuarzo y de hueso, viejos objetos de la época, con los cuales puede formarse un Museo regional en esta casa o en la región para que el acervo histórico perdure y no se destruya.
El General Guillermo Carr Beresford, jefe de los invasores es obligado a capitular, firmándose un documento en condiciones ventajosas para los ingleses, acordándose todos los honores de la guerra: canje de prisioneros, podían volver a su patria y los heridos atendidos por médicos españoles en los hospitales de Buenos Aires, podían regresar recuperados. Este documento secreto llegó a conocimiento del Cabildo y llamó a Linier para una explicación. Expresó que ante las súplicas y lágrimas del general inglés, colocó esas cláusulas para que el General tuviese un resguardo en su corte al regreso. Pero la realidad es que Beresford, el coronel Pack y otros estuvieron presos en Luján en el cabildo. Después al ser trasladados a Catamarca trataron de evadirse. El capitán Francisco Ortiz de Ocampo trajo a Córdoba un grupo numeroso, que fueron distribuidos en Alta Gracia en el colegio anexo a la Iglesia que perteneció a la estancia del mismo nombre. Otros fueron a la Iglesia de La Candelaria y el resto a la casa o estancia de los Santos Ejercicios de San Ignacio y en Santa Rosa de Calamuchita.
Con los invasores ingleses vinieron muchas mujeres, que es la prueba que pensaban quedarse en el país por mucho tiempo. Algunos se fugaron, otros con más visión se quedaron en el país. De una mujer familiar de prisioneros ingleses, desciende Don Dalmacio Vélez Sarsfield.
Sección especial
Los prisioneros ingleses de Historias y Leyendas del Valle de Calamuchita por Sergio Mayor – Córdoba 1970 –
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RedCalamuchita - Santa Rosa de Calamuchita, provincia de Córdoba, Argentina